John Barres, el actual obispo de la Diócesis de Rockville Centre en Long Island, fue mencionado en un informe de un gran jurado de Pensilvania publicado ayer como uno de los líderes eclesiásticos en Pennsylvania, quienes presuntamente encubrieron y toleraron el escándalo de abusos sexuales de clérigos allí.
Barres, quien fue nombrado obispo de la Diócesis de Rockville Centre en 2017, ejerció como obispo de la Diócesis de Allentown, Pensilvania, desde 2009 a 2016.
El informe del gran jurado de Pensilvania detalla los resultados de una investigación que duró 18 meses y que concluye que más de 300 sacerdotes en todo el estado abusaron sexualmente a niños durante el transcurso de siete décadas y que fueron protegidos por los líderes de la iglesia quienes ocultaron los hechos.
El gran jurado determinó que los administradores de la Diócesis de Allentown, incluyendo los obispos, tenían conocimiento del abuso sexual—que incluye violaciones de niños, entre otros horrores— por parte de curas y sacerdotes y, no obstante, continuaron asignando a los abusadores acusados en cargos ministeriales.
La diócesis llevó a cabo acuerdos secretos con las víctimas para obtener su silencio, según el informe del gran jurado. Los administradores de la diócesis, incluyendo los obispos, “a menudo disuadían a las víctimas de denunciar el incidente a la policía o llevaban a cabo sus propias investigaciones, en muchos casos deficientes, sin informar sobre los crímenes cometidos contra los niños a las autoridades pertinentes,” declaró el informe.
Barres es uno de los seis obispos de la Diócesis de Allentown que fueron mencionados en el informe del gran jurado, que abarca el período comprendido entre 1961 hasta la actualidad.
En un caso específico que involucraba a Barres, el obispo no buscó la remoción de un sacerdote que era un pederasta confeso cuando la diócesis de Allentown recibió un informe en noviembre de 2009 de abuso por parte del sacerdote de un niño de 13 años en 1986, según al informe del gran jurado. La diócesis se enfrentó al sacerdote, Michael Lawrence, sobre el informe del incidente de 1986, cuatro años después de que Lawrence confesó un incidente anterior de abuso sexual a un niño de 12 años. En 2009, Lawrence negó la acusación. Barres no informó al Vaticano del crimen y la confesión anterior del sacerdote. En diciembre de 2014, Barres en una carta al Vaticano dijo que no buscaría la remoción de Lawrence del sacerdocio. Lawrence en ese momento vivía en una “residencia permanente” donde vivía “una vida permanente de oración y penitencia”, escribió Barres.
“Habiendo rezado sobre este asunto, y habiendo estudiado el Resumen de su Defensor y la evaluación actual del psicólogo, he llegado a la conclusión de que es mejor que el reverendo Michael Lawrence permanezca bajo esta forma supervisada de vida,” escribió Barres.
Ningún portavoz de la Diócesis de Rockville Centre respondió a los mensajes y textos pidiendo un comentario.
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