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Juntos otra vez: Cómo este perro de compañía encontró su camino de vuelta a la familia que lo crió

Catherine Kent, izquierda, en el día que recibieron a Gipper para entrenarlo. Emma Kent, derecha, en el día que lo entregaron para iniciar el programa. Fotos de cortesía.

Lo que comenzó siendo un miércoles ordinario para los Kent esta semana se convirtió en un “día mágico” para la familia, cuado se reencontraron con Gipper, un perro de compañía al que criaron durante 18 meses antes de entregarlo a Canine Companions for Independence (Compañeros Caninos para la Independencia) — pero debido a una condición médica, no pudo continuar en el programa.

“A pesar de que queríamos que viviera su propósito e hiciera lo que se suponía que debía hacer, nos alegramos de que Gipper haya vuelto con nosotros. Es como un sueño hecho realidad,” dijo Emma Kent.

Esa alegría se refleja claramente en un vídeo que la familia publicó en Facebook del reencuentro. Gipper, quienes los Kent describen como un labrador amarillo inteligente, energético y divertido — aparece avanzando por un largo pasillo y corriendo directamente hacia Emma y Catherine Kent, quienes lloran lágrimas de alegría al ver nuevamente a su amado compañero a quien habían criado para ayudar a alguien que lo necesitara y que pensaron que no volverían a ver.


Criar a un cachorro es una labor divertida y gratificante, aunque no siempre es fácil (piense en el entrenamiento de no hacer sus necesidades dentro de la casa). Pero cuando el perro está siendo entrenado para formar parte de Canine Companions — una organización sin ánimo de lucro que proporciona perros de compañía entrenados por expertos para niños, adultos y veteranos del servicio militar con discapacidades gratuitamente — la crianza de cachorros se lleva a un nivel completamente nuevo.

Los Kent entregaron Gipper a Canine Companions el 10 de agosto, después de 18 meses de entrenamiento, en una hermosa ceremonia en las instalaciones de la organización al noreste de Medford. Catherine Kent, la madre de Emma y concejala del Town de Riverhead, describió el día como un momento muy duro, pero dijo que ver vídeos de las personas que conocían a sus nuevos perros y conocer su verdadero propósito fue de gran ayuda.

Los Kent continuaron con sus vidas, adaptándose a la vida sin Gipper. Dos semanas más tarde, el 27 de agosto, la madre de Catherine Kent falleció, desolando aún más a la familia.

“Mi hija y yo estábamos diciendo que cuando algo así sucede, extrañamos a Gipper aún más,” dijo Kent.

Pero el destino de Gipper cambió cuando, durante un examen rutinario este mes en Canine Companions, una prueba mostró un problema con los codos de Gipper. Le diagnosticaron displasia de codo canino, una condición que lo hacía inadecuado para los rigurosos requisitos de salud que tiene la organización para sus caninos.

La displasia de codo canina, que se ve con más frecuencia en perros de raza grande a gigante, es una enfermedad causada por trastornos del crecimiento en las articulaciones del codo de los perros, según el Colegio de Cirujanos Veterinarios de Estados Unidos. Se cree que el desajuste en el crecimiento entre el radio y el cúbito a veces solo ocurre durante el crecimiento de un cachorro, pero también puede persistir cuando el cachorro ha finalizado el crecimiento, y en última instancia causa artritis progresiva.

Los entrenadores y el personal de Canine Companions quedaron devastados al enterarse de las noticias, comentó Kent. Gipper estaba de camino a superar todas las pruebas y convertirse en un compañero (perro de compañía), pero la enfermedad progresiva requirió un cambio de planes.

Debbie Knatz, la gerente del programa de cachorros en Canine Companions, llamó a Kent a la hora de la cena el miércoles y le informó sobre la noticia.

Foto de cortesía

Aunque se sentía triste de que Gipper no podría cumplir su propósito original, cuando Knatz le preguntó si estarían dispuestos a recibirlo de vuelta en su casa, Kent dijo “mil veces que sí.” A las siete de esa tarde, los Kent ya habían firmado los papeles de adopción.

“Cuando lo vi, fue la primera vez que me sentí feliz en mucho tiempo,” dijo Emma. “Fue algo que nos hizo felices después de tanta tristeza.”

“Pensamos que era mi Nana quien había hecho esto por nosotros,” agregó. “Ella sabía que lo necesitabamos y nos lo trajo de vuelta.”

Catherine Kent, quien se jubiló hace dos años de su carrera de 38 años como docente en la Escuela Primaria de Riley Avenue, se inscribió para convertirse en criadora voluntaria de cachorros para Canine Companions en diciembre de 2016, después de escuchar hablar sobre el programa de un profesor compañero jubilado. Tras un proceso de entrevistas, se convirtió en la orgullosa criadora del cachorro Gipper en marzo de 2017.

“Gipper tan solo tenía tres meses cuando vino con nosotros,” dijo Kent. “Sabíamos que era un perro especial de inmediato.”

La familia entendió que criar a un cachorro como un compañero canino servía un propósito mayor, una responsabilidad que ella y su hija Emma se tomaron muy seriamente. Existen pautas específicas que los criadores de cachorros deben seguir y pruebas que los perros deben superar para que puedan convertirse en perros de compañía y “cambiar la vida” de alguien con discapacidades. Kent mencionó que, aunque no todos los perros son adecuados para el programa, Gipper siempre se desenvolvía excepcionalmente bien.

“Es muy inteligente, podía aprender un comando en tan solo una sesión para nosotros,” dijo.

Los criadores voluntarios deben proporcionar un entorno seguro para un cachorro, presentar informes mensuales, enseñarles modales y órdenes básicas, llevarlos a clases de obediencia, brindarles oportunidades de socialización, proporcionar ayuda financiera para la dieta especial del cachorro, gastos médicos y de transporte y, lo más importante, darles mucho cariño.

Kent explicó que durante los 18 meses que Gipper estuvo con ellos, tuvo oportunidades de juego con otros perros casi cada día. Lo llevaban a las tiendas, desfiles y otros lugar para que tuviera suficientes opciones para socializarse. Además, dijo que Canine Companios fue excepcional al proporcionarles orientación y apoyo.

Siempre ha sido un perro feliz y gentil que rara vez ladraba y nunca gruñía, Kent dijo que Gipper es muy feliz en el agua, y frecuentemente bajaba el sendero a la playa adyacente a la casa de Kent para ir a nadar, que durante el verano, era casi cada día.

Según Canine Companions for Independence, los cachorros permanecen con los criadores hasta que cumplen los 18 meses, y luego continúan su entrenamiento con un entrenador de perros profesional, que les enseñará otras habilidades importantes y necesarias para que puedan convertirse en perros de compañía, perros guía, de seguridad, compañeros hábiles o perros de asistencias a veteranos.

Catherine y Emma explicaron que a pesar de que Gipper no será un compañero canino oficial, tiene mucho potencial y consideran que nunca será un simple perro doméstico normal.

La madre y la hija dijeron que podía verlo como un perro de apoyo emocional, o yendo a los hospitales o ayudar en las escuelas.

“Es un perro tan cariñoso y bueno con la gente, y en algún punto podríamos querer hacer algo más con él, pero ahora mismo se siente muy bien que sea nuestro perro,” dijo Kent.

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Maria Piedrabuena
María del Mar es editora y reportera multimedia de RiverheadLOCAL en Español y ganadora de varios premios por su trabajo periodístico. Ha trabajado para varios medios de comunicación, incluyendo News12 y la revista Fortune. Se graduó de la Universidad Stony Brook con títulos en periodismo y estudios de género. Correo electrónico Maria.