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Familia de Riverhead reunida después de un fatídico viaje a Puerto Rico justo antes de que el devastador huracán golpeara la isla.

Jose Carrasquillo y Gladys Cruz con su bisnieta Alondra Ruiz en su casa de Riverhead. Foto: Maria Piedrabuena

Jessica Ruiz, residente de Riverhead, confesó que fue uno de los momentos más desgarradores de su vida.

Mientras observaba las imágenes del día después del huracán María, que ya había arrasado las islas vírgenes de los Estados Unidos, y la destrucción total de su nativo Puerto Rico, ella llamó desesperadamente al teléfono de su abuela, pero después de muchos intentos de llamadas y mensajes, no hubo respuesta. Temía por sus abuelos y hermanos que se encontraban en alguna parte de la desvastada isla, inalcanzables, quizás perdidos, en un torbellino de incertidumbre y caos.

“Fue horroroso. Estaba realmente preocupada y desesperada. Lloraba y llamaba y enviaba mensajes de texto, pero no había forma de contactarlos,” dijo.

Los días pasaron, pero decidida, ella siguió intentándolo. Reunió a otros puertorriqueños a través de las redes sociales, preguntando por su familia y aferrándose a cualquier información disponibles en las noticias, viendo como una difícil situación se tornaba peligrosa a medida que los recursos en la isla disminuían y el panorama se hacía más claro. Puerto Rico había sido destruido, y le llevaría mucho tiempo volver a ser lo que era antes.

Finalmente, después de dos semanas, uno de sus mensajes de textos llegó al teléfono de su tío y ella logró comunicarse brevemente con sus abuelos.

“El alivio fue inmenso, ésta vez lloré lágrimas de alegría,” dijo Jessica.

Foto cortesia: Lackshmy Ortega

Pero la realidad era que sus abuelos, José Carrasquillo y Gladys Cruz, al igual que la mayoría de los 3.4 millones de puertorriqueños en la isla, se habían quedado casi sin agua, electricidad o forma alguna para comunicarse, no había suficiente comida y sus botellitas de medicación para la diabetes e hipertensión estaban casi vacías.

“Sabíamos que Jessica estaba desesperada, pero una vez que pudimos hablar con ella, no queríamos decirle que nos encontraban en tan mal estado, pero lo estábamos.” dijo Cruz.

Gracias a la ayuda del personal del aeropuerto y debido a su edad y salud, ambos en sus setenta años, los abuelos de Ruiz y su tío pudieron regresar a su casa en Riverhead y reunirse con su familia en los Estados Unidos, casi dos semanas después de la tormenta.

“Cuando subimos a aquel avión, fue algo hermoso, no podíamos creerlo,” explicó Cruz.

Pero Ruiz señala que muchos en la isla siguen atrapados en una situación infernal que empeora por día. Los últimos informes oficiales son desalentadores: alrededor de un 80 por ciento de la isla continúa sin electricidad, sobre un 30 por ciento no tienen agua corriente, y aquellos que si tienen deben hervirla o desinfectarla. Aproximádamente, la mitad de la isla no tiene teléfonos celulares en funcionamiento o internet, el gas para cocinar y la gasolina para los vehículos son escasos, la mitad de las plantas de tratamiento de aguas residuales siguen sin estar operativas y las enfermedades transmitidas por el agua están comenzando a extenderse.

“Por si fuera poco,” comentó Ruiz, “hay una infestación de mosquitos y piojos, roedores, cucarachas, moscas y otras plagas que han aumentado y empiezan a ser un gran problema.”

Ya están siendo investigadas cuatro muertes, como posibles casos de una enfermedad propagada por el agua contaminada por orina animal; además, un total de diez personas han mostrado síntomas de una posible leptospirosis, según informó el gobernador de Puerto Rico Ricardo Rosello, en una conferencia de prensa el 13 de octubre.

“La situación es terrible, la gente está muriendo. Lo que se escucha de los oficiales, no es la realidad que la gente está viviendo.” dijeron Cruz y Carrasquillo.

Apoyando la causa

Uniendo esfuerzos con otros puertorriqueños locales y motivada por la necesidad de tantos, Ruiz comenzó a movilizarse a través de un grupo que creó en Facebook llamado, Boricuas en Long Island. Ella se unió a Lackhmy Ortega, una compañera “boricua”, quien también estuvo sin poder contactar a sus hijas en Puerto Rico. Ella es voluntaria de la Cruz Roja y especializada en descontaminación.

“Nos dimos cuenta que la gente no recibía la ayuda lo suficientemente rápido, o simplemente no la había; por lo que decidimos hacerlo nosotras mismas,” dijo Ortega. “Comenzamos este viaje con el único propósito de ayudar. Las redes sociales han sido nuestras mejores aliadas.”

Ortega estableció una cuenta en GoFundMe, y Ruiz comenzó a recolectar artículos donados. Todo lo que recogen va directamente a las personas necesitadas.

Lackshmy Ortega llamando reuniendo a una mujer de Puerto Rico con su familia en Estados Unidos vía teléfono satelital. Foto cortesía: Lacksmy Ortega

Ellas crearon una lista de personas locales que no habían logrado contactar a sus familiares. Ruiz era la persona de contacto en los Estados Unidos y Ortega en Puerto Rico. En poco días, Ortega adquirió un teléfono satelital, viajó a Puerto Rico con dos maletas enormes repletas de donaciones y después de ver a sus hijas, inició su recorrido de arriba a abajo de la isla buscando a los familiares desaparecidos. Hasta el momento, han podido conectar entre 30 a 40 familias.

“Es indescriptible, el momento en que la familia en Long Island puede escuchar por primera vez, las voces de sus seres queridos aquí en Puerto Rico,” dijo.

Por otro lado añadió, que a pesar de que hay momentos de alivio y alegría cuando un familiar o amigo ha sido encontrado, ella se encontró con un país que había sido destruido, irreconocible, sumido en la oscuridad e incertidumbre.

“Los puertorriqueños son por naturaleza bulliciosos, felices y muy musicales. Me llamó la atención el silencio. No había música, ni sonidos en el aire, era como si nuestro espíritu se hubiera perdido también,” comentó. “Hay una desesperación, una impotencia, la gente esta estresada, ansiosa y deprimida.”

Ortega señala que a veces, después de conducir por horas o de encontrar alguna de las familias en su lista, ella debe irse a su automóvil y llorar.

“A veces siento que pierdo la esperanza. Me siento impotente. Hay suministros en los puertos, hay voluntarios de grandes agencias sin ánimo de lucro y otras organizaciones, pero por alguna razón la logística de todo no funciona correctamente y la gente no recibe la ayuda,” dijo. “No sé lo qué es, pero todo parece tan inaccesible. Ni mi propia abuela de 89 años, ha sido visitada ni siquiera una sola vez por nadie que sea oficial.”

Ortega añade que, lo que mejor funciona para ellos es la red que han creado con las personas que se han encontrado. A través de ellos han podido ayudar más, ya sea para evacuar a personas al continente o ayudando a establecer tres cocinas comunitarias en diferentes partes del país; sienten que poco a poco marcan la diferencia.

Raciones de comida proporcionada por las autoridades. Foto cortesia: Lackshmy Ortega

“La gente recibe Cheez-its, Jerky, galletas, compota de manzana y agua a través de los canales oficiales. Sin embargo, eso no es una comida nutritiva. Estas redes de voluntarios son muy importantes para las comunidades pequeñas,” señaló Ortega.

Ruiz y Ortega explicaron que, ahora su mayor desafío era transportar de Long Island a Puerto Rico la gran cantidad de artículos donados que ellos y otros asociados recolectaron. Comentan que quieren alquilar un avión y llevar los suministros directamente a las personas que han identificado, ya que si lo hacen a través de las grandes agencias, explican, perderán el control de los artículos donados y no sabrán si les ha llegado a las comunidades previstas o cuándo. Sin embargo, alquilar un avión, incluso con precio reducido y por razones humanitarias, es costoso y puede fácilmente alcanzar los 100.000 dólares.

“Continuaremos trabajando y recolectando artículos y fondos a pesar de los retos,“ dijo Ruiz. “Mi familia está aquí conmigo, soy una de las afortunadas, pero me rompe el corazón saber que todavía hay tantos otros que necesitan ayuda.”

Para donar, por favor enviar un correo electrónico a Jessica Ruiz o visita la página GoFundMe.

Artículos de preferencia: Toallitas de bebé, toallas, toallas higiénicas.

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Maria Piedrabuena
María del Mar es editora y reportera multimedia de RiverheadLOCAL en Español y ganadora de varios premios por su trabajo periodístico. Ha trabajado para varios medios de comunicación, incluyendo News12 y la revista Fortune. Se graduó de la Universidad Stony Brook con títulos en periodismo y estudios de género. Correo electrónico Maria.