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Un hombre de Wading River, de 49 años, volvió a la vida después de un infarto cardíaco y agradeció al equipo de rescate que le salvó la vida

Jim Donovan, su esposa Tara y dos de sus hijos más pequeños, los gemelos de nueve años Sierra y James, el jueves por la noche en el Departamento de Bomberos de Wading River. Foto: Denise Civiletti

Llámalo suerte, intervención divina, o habilidades sobrehumanas de los ángeles sobre la tierra que trabajan en los servicios de emergencias. Tal vez fue una combinación de las tres cosas. Pero de cualquier manera, Jim Donovan de Wading River no habría podido estar aquí hoy para contar su historia.

El padre de cinco hijos y de 49 años de edad, acababa de sentarse en el escritorio de la oficina de su casa el domingo 8 de octubre. Eran las 11:00 a.m. aproximadamente. Recuerda que iba a tomar una taza de café y a trabajar un poco.

Lo siguiente que recuerda, se encontraba sobre una camilla de hospital en alguna parte, preguntándose “¿Qué — ha pasado?”

Ellos denominan el tipo de ataque al corazón que Donovan tuvo el domingo, “Widow Maker” o creador de viudas. Un nombre muy apropiado. Un bloqueo crítico de una arteria coronaria principal a menudo conduce a una muerte súbita.

Unos pocos minutos marcaron la diferencia para Donovan. Su mujer Tara entró en su oficina justo después que él se desplomara del escritorio. Ella observó que le costaba respirar e inmediatamente llamó al 911. El operador de emergencias le indicó que posicionara a su marido con la espalda sobre el suelo, para poder administrarle una maniobra de primeros auxilios. Tara Donovan llamó a su madre para pedirle ayuda y las dos mujeres lo sacaron de su silla y lo colocaron en el suelo sobre su espalda.

Tara vio que a su marido le cambiaba el color de la piel delante de sus ojos. Se puso de color gris, dijo.

Eran las 11:03 a.m. cuando llegó la llamada al Departamento de Bomberos de Wading River comunicando que había un hombre adulto con problemas respiratorios. El paramédico, Nick Calace, se dirigía a la sede central desde una asignación como reserva en el parque Wildwood State Park. Se encontraba en la North Wading River Road, justo después de Crescent Court, donde viven los Donovan. Calace giró su vehículo y se apresuró a la vivienda. Lo primero que vio fue a los gemelos de Jim y Tara, de nueve años, aterrados esperando en la puerta de entrada.

“Supe entonces que [la situación] iba más allá de lo que nos dijeron por [la radio],” dijo Calace.

Eran las 11:06 a.m.

Para cuando Donovan se encontraba ya en la camilla del laboratorio de cateterismo cardiaco en el hospital de Southside, los paramédicos y doctores habían aplicado las palas del desfibrilador sobre su pecho unas 17 veces, que es casi el doble del protocolo normal, Donovan dice que sus médicos le informaron posteriormente.

Dio la casualidad, el ataque al corazón de Donovan se produjo unos días antes que abriera sus puertas un laboratorio de cateterismo cardiaco en el Centro Médico Peconic Bay de Riverhead. La única opción que hubiera tenido Donovan antes hubiera sido trasladarlo a un hospital lejano. Los operativos de rescate del departamento de bomberos lo llevaron al Peconic Bay, con Calace y los técnicos de emergencias médicas realizando maniobras de RCP en el camino. Los médicos de emergencias estabilizaron a Donovan y lo metieron en una ambulancia a esperas de ser transportado. Los paramédicos aplicaron las paletas del desfibrilador dos veces más de camino a Bay Shore, dijo Calace.

Donovan fue llevado al laboratorio de cateterismo cardiaco para someterse un procedimiento de estents que le salvaría la vida y que incluía el uso de un dispositivo especial para bombear sangre hacia los órganos del cuerpo del paciente cuando el corazón falla.

Tara Donovan, sus hijos y su madre observaban con horror como Calace y un equipo de técnicos de emergencia médica se abalanzaron sobre Jim y se lo llevaron de su casa.

Ella recuerda decirle a sus hijos que oraran y los miembros de su familia se pusieron de rodillas cuando ella buscó la Biblia y leyó Salmos 91 en voz alta: “El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente. Diré yo a Jehová, esperanza mía, castillo mío, mi Dios, en quien confiaré.”

“Es una oración de protección,” dijo Tara Donovan.

Se negó a creer que esto le estuviera pasando nuevamente, que podía perder otro ser querido tan repentinamente y de esta forma. A sus 22 años, Tara Donovan encontró a su padre muerto a causa de un infarto masivo a los 59 años. “Se había puesto azul,” recuerda. “Jim todavía tenía un poco de color normal y eso era algo bueno.” Ella se aferró a ese pensamiento mientras se llevaban a su marido.

Más tarde descubrirían que el corazón de Jim se había detenido y él se había marchado.

“Pero nunca se rindieron conmigo, no se dieron por vencidos,” dijo Donovan.

Tara Donovan no fue la única que revivió una pesadilla ese domingo por la mañana. El paramédico, a quien se le atribuyó haber salvado la vida de su esposo, a la edad de 11 años perdió a su padre también de un infarto masivo. El padre de Nick Calace tenía sólo 48 años, un año menos que Jim Donovan.

Calace dijo que vio el miedo y desconcierto en los rostros de los pequeños gemelos de Donovan, James y Sierra, y se juró así mismo que haría todo lo posible para asegurar un resultado diferente para los hijos de su paciente.

“Nunca se rindieron,” dijo Donovan.

“Sabes, yo no esperaba esto. Me senté a trabajar un poco y fue rápido y no sentí nada y literalmente morí en mi casa. Pero ellos nunca se rindieron y estoy muy agradecido,” explicó Donovan.

“Tengo cinco hijos que mantener. Mi esposa, mis hijos, todas esas cosas por las que trabajas, desaparecen en un instante,” dijo.

Ayer, Donovan, su esposa y tres de sus cinco hijos, de edades comprendidas entre nueve a 21, junto a su hermano y sobrina, acudieron al Departamento de Bomberos de Wading River para agradecer a las personas que lo salvaron. La familia trajo pizzas para alimentar a todo el departamento, cuyos miembros se habían reunido para su reunión mensual.

Donovan, que sufrió una paralisis temporal en su pierna izquierda debido a la inserción de un catéter Impella y una bomba, equipo sofisticado para salvar vidas, por los cirujanos cardíacos, ahora depende de una silla de ruedas para moverse. Por ahora, insiste. Además, sufrió otras complicaciones, incluida una insuficiencia renal. Estuvo por más de cinco semanas en el hospital.

Sentado en su silla de ruedas en el comedor de la estación de bomberos, tomó el micrófono y agradeció a todos los voluntario, diciéndoles lo mucho que significaba para una nueva oportunidad en la vida.

“No sólo salvaron a una persona ese día,” dijo a una sala en silencio. “Han cambiado a una persona.” Los 60 o más voluntarios en la sala le ofrecieron un gran aplauso a Donovan.

“Es por esta [razón] que hacemos lo que hacemos,” dijo el jefe de bomberos en Wading River, Kevin McQueeney, dijo seguidamente. “Si necesita refuerzo positivo, aquí lo tienes.”

Jim Donovan, su mujer y dos de sus hijos más pequeños con los miembros del equipo de rescate que salvaron su vida el 8 de octubre. Foto: Denise Civiletti

 

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Denise Civiletti
Denise es una reportera veterana y editora local, una abogada y ex concejala de Riverhead Town. Su trabajo ha sido reconocido con numerosos premios, incluyendo un premio "escritor del año" de la Asociación de Prensa de Nueva York en 2015. Es fundadora, propietaria y coeditora de este sitio web. Correo electrónico Denise.