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“Dreamers” locales se sienten atrapados en medio del debate político sobre inmigración y están muy preocupados por su destino incierto

Jennifer, una residente local beneficiaria de DACA, ha vivido en los Estados Unidos desde que tenía 10 años. Foto de cortesía.

Mientras que el destino del proyecto de ley conocido como el “Dream Act” ha desatado un debate a gran escala sobre quienes somos como nación, en medio de todo, hay un gran grupo de jóvenes que se han visto atrapados en un embrollo político y ético— y están sufriendo.

“Tengo el corazón roto,” dijo Jennifer*, de23 años de edad y residente de toda la vida del South Fork, que cuando habla español tiene un ligero acento americano. “Tengo ansiedad. Es muy difícil no poder saber que es lo que pasará con nosotros.”

Para Jennifer, ha sido una montaña rusa emocional que se puede ver en los titulares diarios sobre el debate, donde la esperanza de muchos está sujeta al péndulo político nacional que oscila de un extremo a otro de un día a otro.

“Es como si estuvieran jugando con nosotros, con nuestras vidas,” dijo.

“Ningún ser humano se merece vivir con el miedo y la angustia de perderlo todo,” dijo la directora ejecutiva de SEPA Mujer, Martha Maffei.

Jennifer es una de los casi 700,000 beneficiarios de la política “Deferred Action of Childhood Arrivals,” o más comúnmente conocido por sus siglas en inglés como DACA, una orden ejecutiva de 2012 firmada por el antiguo presidente Barack Obama que formalmente defiere la deportación de jóvenes indocumentados que fueron traídos a los Estados Unidos cuando eran niños. Los beneficiarios deben cumplir una serie de criterios para ser elegibles relacionados con la edad, la edad en el momento de llegada, educación o servicio militar y tener un historial criminal limpio.

Gracias a DACA, Jennifer pudo asistir a la universidad, obtener una licencia de conducir y trabajar legalmente, algo que, según dice, hizo posible perseguir sus sueños.

Nacida en México, un país del que tiene solo recuerdos lejanos, llegó a los Estados Unidos cuando tan solo tenía diez años. Desde entonces, ha vivido toda su vida como cualquier otra niña: haciendo amigos, asistiendo a sus clases y pensando en el futuro.

“No puedo imaginar mi vida en ningún otro lugar que no sea aquí,” dijo. “Todas mis oportunidades, mi vida y mi futuro están en este país.”

Y fue en esa incesante busqueda del sueño americano que Jennifer encontró el impulso para sobresalir una y otra vez en cada momento decisivo de su vida.

Como una estudiante de primaria latina y de piel morena que apenas hablaba inglés, ella recuerda haber sido objeto de burlas porque “se veía diferente” y “hablaba de manera graciosa.” Sin embargo, Jennifer dice que esas experiencias la empujaron a estudiar más, a aprender a defenderse y, también, a convertirse en la mejor versión de sí misma, para poder resistir las adversidades.

“Fue entonces cuando supe que debía esforzarme el doble si quería tener éxito, y estaba decidida a hacerlo a pesar de mi apariencia y mi forma de hablar,” dijo. “Mis padres también me apoyaron mucho. Me decían todo el tiempo que tener esforzarse en los estudios era lo mejor que podía hacer por mi futuro.”

“La gente siempre da por supuesto, incluso hoy en día, que solo hablo español o que no tengo educación solo por mi apariencia: mi piel más oscura, mis rasgos faciales,” explicó Jennifer. “Y eso duele, pero debo seguir adelante.”

Cuando era adolescente, solo se daba cuenta que era indocumentada cuando sus compañeros en la escuela empezaron a solicitar el permiso de conducir y ella no pudo.

Pero todo eso cambio cuando Jennifer llegó al 12º grado y el anterior presidente, Barack Obama, emitió la orden ejecutiva para DACA.

Para aquel entonces, ya siendo una estudiante de honor, tocaba la flauta y era una estrella en los equipos de atletismo y fútbol, el impulso de Jennifer no hizo más que crecer gracias a un nuevo mundo de posibilidades que de repente se le había presentado.

Animada por sus profesores y el director de la escuela, solicitó la beca “PowHERful Fund,” una fundación co-fundada por Soledad O’Brien, donde tenía que competir con otras miles de jóvenes a nivel nacional. Y ganó.

“Fue una sensación indescriptible, el momento que en que descubrí que podría ir a la universidad gracias a este beca,” dijo.

Con una beca completa que la respaldaba, Jennifer obtuvo una licenciatura en Español con una especialización en Estudios Latinoamericanos en el Ithaca College.

“Quise volver a mis raíces,” dijo. “Me di cuenta que a pesar de que el inglés no era mi lengua materna, tampoco lo era el español, y ya que quería trabajar en el campo del derecho, necesitaba ambos.”

Jennifer se graduó el pasado mayo con honores y fue a trabajar como asistente legal en el East End. Su meta, dice, es continuar sus estudios para convertirse en traductora de los tribunales o incluso abogada.

Sin embargo, comentó que todas sus aspiraciones y sueños desaparecerán cuando su estatus DACA se expire en febrero del próximo año.

“El tiempo ahora es como un enemigo. Cada día que me acerco más al 2019, lo único que puedo pensar es que me va a pasar y a las otras miles de personas?”

Desde que la administración de Trump decidiera cancelar oficialmente el programa en septiembre, estos últimos meses han sido especialmente duros para Jennifer y otros miles de jóvenes que han estado atentos a cada palabra y cada propuesta del presidente, el Congreso y demás.

“He hecho todo lo posible para ser una buena ciudadana: pago mis impuestos, tengo un título universitario, no tengo historial criminal, amo este país y siento que he contribuido a la sociedad de todas las formas posibles, pero no es suficiente,” dijo Jennifer.

La angustia y el miedo que muchos “Dreamers” han experimentado por el destino incierto de su futuro en el país puede causar “un daño irreparable,” según comentó Maffei de SEPA Mujer. “Las políticas que muestran compasión, que se esfuerzan por mantener las familias unidas, y que apoyan la diversidad se requieren de inmediato para que nuestros Dreamers tengan la oportunidad de continuar creciendo, desarrollándose y contribuyendo a su máximo potencial,” dijo Maffei.

Un estudio publicado este mes por el Centro de Estudios Migratorios de Nueva York, en respuesta al reciente cese del gobierno, reveló que los “Dreamers” son “un grupo de jóvenes estadounidenses, altamente productivos e integrados, que están profundamente comprometidos con los Estados Unidos y están listos para hacer, con estatus y tiempo, una contribución aún más sustancial a las comunidades que han invertido en ellos.”

Sin embargo, el presidente Donald Trump ha sugerido que DACA va en contra de las necesidades de los ciudadanos de los Estados Unidos, y que los ciudadanos estadounidenses deben tener prioridad. Durante su discurso de su primer Estado de la Unión del martes por la noche, donde el tema “America First” (Estadounidenses Primero) estuvo subrayado a lo largo del discurso y especialmente durante el tema de la inmigración, Trump dijo que los “estadounidenses son ‘soñadores’ también” en un juego de palabras que indirectamente hacía referencia a los “Dreamers.”

Al igual de Trump, el representante del primer distrito Lee Zeldin y otros diputados, consideran que para que el “Dream Act” tenga alguna posibilidad de convertirse en ley, primero deben implementarse otras políticas migratorias más estrictas y más restrictivas.

“Debemos asegurar nuestro proceso de entrada al país y reforzar el cumplimiento de la ley en el interior,” dijo Zeldin en un comunicado.

“Lo que más me cuesta [entender] es como se puede permitir a alguien que se encuentra ilegalmente en nuestro país que tenga preferencia sobra otra persona que no se encuentre en el país, únicamente porque ese individuo en el exterior sigue las reglas y respeta nuestras leyes, y como resultado no están todavía aquí,” dijo.

Zeldin cree que el Congreso “debería buscar un punto en común en relación a que hacer con todas las personas que ya están en nuestro país ilegalmente, pero las propuestas que aumentan imprudentemente la cantidad de personas ilegales en nuestro país e incentivan la falta de respeto y el abuso de nuestras leyes sobre el papel no deberían ser apoyadas.”

Este es un sentimiento que fue repetido ayer por el presidente Trump, que a diferencia de muchos en el partido republicano que se niegan a considerar cualquier legislación para los “Dreamers,” reiteró la propuesta de un plan que proveería un vía hacia la ciudadanía para 1.8 millones de personas. Dicha vía dependería los 25 mil millones de dólares en financiación para la construcción de un muro a través de la frontera del sur con México, un incremento de las patrullas fronterizas de los Estados Unidos y agentes de inmigración y control de aduanas, y la finalización de programas de inmigración legal como la lotería de visas y límites en las políticas de reunificación familiar, a lo que Trump describió como “inmigración en cadena.”

El fundador de Defensores de los Estudiantes Inmigrantes en Long Island y organizador comunitario, Osman Canales, dijo en una entrevista que la propuesta del presidente es inaceptable y que solo exacerba la división de la nación, describiéndola como “nativista.”

“Es lamentable que los políticos jueguen con las vidas de tantas personas,” dijo. “La propuesta del presidente Trump le hará más daño de lo que ayudaría a nuestra comunidad al enfrenarnos unos a otros, criminalizando a los padres de los “Dreamers,” rompiendo familias y creando más pánico y miedo.”

Según los datos de los Servicios de Inmigración y Ciudadanía de los Estados Unidos, hay alrededor de 42,000 “Dreamers” en el estado de Nueva York, y 14,000 en Long Island.

*El nombre del sujeto ha sido cambiado para protejer su privacidad debido a la naturaleza sensible de este tema.

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Maria Piedrabuena
María del Mar es editora y reportera multimedia de RiverheadLOCAL en Español y ganadora de varios premios por su trabajo periodístico. Ha trabajado para varios medios de comunicación, incluyendo News12 y la revista Fortune. Se graduó de la Universidad Stony Brook con títulos en periodismo y estudios de género. Correo electrónico Maria.