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¿Debería Nueva York eliminar el crédito por propinas? Cientos de personas acuden a una acalorada audiencia pública al respecto; mujeres y latinos son los grupos más afectados según organizaciones

Dulce Rojas, organizadora comunitaria de SEPA Mujer, ayer en la audiencia pública por el "One Fair Wage". Foto: Maria Piedrabuena

El viernes, en la Universidad Estatal de Farmingdale, se llevó a cabo una acalorada audiencia pública para revisar el crédito por propinas del estado de Nueva York.

Fue la primera, y la única en Long Island, de siete audiencias públicas programadas en todo el estado para examinar si los negocios que han ofrecen propinas a trabajadores, como restaurantes, lavaderos de automóviles, hoteles y salones de belleza, deberían continuar con la práctica actual de constituir el salario mínimo con propinas o establecer un salario mínimo único y universal para todos los trabajadores, independientemente si ganan propinas o no.

Directora Restaurant Opportunities Center United – NY Catherine Barnett testificando ayer. Foto: Maria Piedrabuena

“Hay ciertos trabajadores que gana propinas, como los que trabajan en lavaderos de automóviles o salones de belleza, donde las propias a veces son muy bajas o inexistentes, porque los clientes no se dan cuenta que esos trabajadores dependen de las propinas, lo que lo hace muy inseguro financieramente [hablando],” dijo la directora ejecutiva del Centro de Oportunidades para Restaurantes (ROC) de New York, Catherine Barnett.

Actualmente, el salario mínimo en Long Island, según lo establecido por el estado, es de $11 por hora, de los cuales $3.50 pueden ser un crédito de propinas, lo que significa que los trabajadores con propinas ganan $7.50 y el resto debe ser en propinas o compensado por sus empleadores.

Esto crea un sistema de dos categorías de trabajadores en las empresas con trabajadores que reciben propinas, donde, por ejemplo, los trabajadores en ciertos restaurantes que no están de cara al público, como lo que están en la cocina, pueden cobrar hasta el doble de los trabajadores que están de cara a los clientes, como los meseros, si no se obtuvieron suficientes propinas ese día.

Los partidarios de la campaña dicen que están luchando para eliminar el sistema de dos niveles y de esta manera todos los trabajadores por igual “experimenten la seguridad financiera y no sean discriminados o acosados sexualmente por verse obligados a vivir de las propinas,” comentó Barnett.

“No se trata de eliminar las propinas, al contrario, los clientes pueden dar toda la propina que quieran a los trabajadores, esto se trata de garantizar un salario justo sin importar las propinas y eliminar todos los problemas que existen ahora por culpa del crédito de propinas.”

Los opositores comentan que al eliminar el crédito de propinas en Nueva York, la industria de la restauración “dará un giro y se rediseñará” ya que obligara a algunos restaurantes a no incrementar el salario de los trabajadores que no están de cara al público, dijo el vicepresidente y cofundador de Trabajadores de Restaurante en América, Joshua Chaisson.

Opositores de la campaña “One Fair Wage” protestando ayer durante la audiencia. Foto: Maria Piedrabuena

“La manera en la que está descrita la ley del estado de Nueva York, exige que haya una interacción cara a cara con los clientes. Es por eso que reciben propinas, a diferencia de los trabajadores que prefieren no tener esta interacción,” dijo Chaisson.

“En última instancia, las personas que pagarán el precio son los trabajadores que no están de cara al público. Preferiríamos que la dirección [de un restaurante] dirigiera los fondos a los trabajadores que no están en contacto con el público que en ocasiones cobran el salario mínimo. Si no es así, ¿cuánto tiempo debe esperar un cocinero por un aumento?” dijo.

Según datos del censo, los trabajadores de restaurantes en general en Long Island ganan un promedio de $11.65 por hora, en comparación los trabajadores de restaurantes que reciben propinas, que reciben un salario medio de $10.49 (incluidas las propinas).

La comisionada laboral del estado de Nueva York, Roberta Reardon, y otros funcionarios escucharon los testimonios de más de 150 personas de diferentes grupos y coaliciones como el Centro de Oportunidades de Restauración (ROC por sus siglas en inglés), SEPA Mujer, Asociación de Manicuristas, “Make the Road -NY” (Abre Camino Nueva York), Trabajadores de Restaurantes de América (RWA, por sus siglas en inglés), trabajadores de Applebee’s, entre otros, que apoyaron o se opusieron a la campaña “One Fair Wage” (Un Salario Justo).

La multitud superaba las 500 personas ayer— e incluso el investigador de bomberos amenazó en terminar la audiencia si las personas no evacuaban los pasillos y salidas— yse dividió en dos grupos claros de simpatizantes y opositores, separados por un pasillo. Aplaudieron, abuchearon e incluso se gritaron unos a otros a medida que avanzaban los testimonios. Reardon tuvo que llamar la atención en la sala en varias ocasiones, especialmente cuando los oponentes comenzaron a quejarse de las personas que testificaron en español con traductores. Reardon los reprendió diciendo que “ si alguien es irrespetuoso, otros le faltarán el respeto.”

“La gente está muy apasionada con este tema. Estás hablando del sustento de las [personas] y los restaurantes. Nos esperábamos esto,” dijo el director de comunicaciones del Departamento de Labor, Peter Brancato. “Tenemos otras seis [audiencias] que asistir y anticipamos que hablaremos con cientos de personas antes de acabar con el proceso.”

Los problemas de raza, etnia y género

Además de la disparidad de salario mínimo, la mayoría de testimonios del viernes también abordaron cuestionas relacionadas con el género, la raza y la etnicidad, algo que las organizaciones sin ánimo de lucro locales que abogan por los derechos de las mujeres y los inmigrantes, como SEPA Mujer, han tomado nota.

“Hay muchos de nuestros miembros que se ven negativamente afectados por el sistema de dos niveles,” testificó la organizadora comunitaria de SEPA Mujer, Dulce Rojas.

Más del 60 por ciento de los trabajadores que reciben propinas en restaurantes, limpieza de hotel y salones de belleza son mujeres (la abrumadora mayoría de los testimonios durante la noche de la audiencia fueron también mujeres,) y según el análisis de datos del censo, el 43 por ciento de trabajadoras que reciben propinas en restaurantes son madres solteras y el 30 por ciento son latinas.

Foto cortesía: SEPA Mujer

“Para muchas mujeres, trabajar en un deli o un restaurante es su principal fuente de empleo, o el trabajo que les mantendrá en sus 30 y 40 [años],” dijo Barnett.

Rojas comentó que muchas mujeres que trabajan en estas industrias como trabajadoras que reciben propinas, experimentan no solo un robo en el salario o de las propinas, como se detalla en los datos recopilados por las diferentes organizaciones en la campaña, sino que también son acosadas y discriminadas de forma regular.

“A pesar que la industria de la restauración solo cuenta con un 7 por ciento de mujeres trabajadoras, tiene casi un 15 por ciento de denuncias por acoso sexual,” dijo. “Muchas mujeres tienen miedo de hablar en contra de las injusticias porque necesitan [conservar] sus empleo y por el temor a las represalias por parte de sus empleadores.”

Chaisson mencionó que le parecía que las acusaciones de acoso sexual eran “poco sinceras.”

La mesera del restaurante Applebee’s en Riverhead, Migle Micrulevaciute, quien se opone a la campaña “One Fair Wage,” comentó que ella gana alrededor de $100 al día en propinas y nunca ha sufrido acoso sexual o discriminación.

Migle Micrulevaciute, que trabaja en el Applebee’s de Riverhead, se opone al cambio de la ley. Foto: María Piedrabuena

“Si realmente alguien [se siente] acosado o indiscriminado, que busque otro trabajo o simplemente deje el empleo. Nada le está encadenando a este trabajo. Hable por sí mismo en su restaurante y denúncielo al Departamento de Empleo o algo. Nadie le obliga a quedarse en ese trabajo,” dijo.

Gilma García, residente de Riverhead, quien trabajó ocho años en un restaurante de Westhampton ayudando en la cocina, dijo que ella fue testigo de primera mano de cómo el gerente animaba a las meseras a llevar ropa más reveladora para atraer la atención de los hombre y así les pagaran más propina, pero si los hombres las tocaban inapropiadamente, no hablaban por miedo a ser despedidas.

“Soy madre soltera. Cuando el clima era malo no podíamos ir a trabajar, y el pago que recibía no era suficiente para comprar comida, pagar las facturas y otras necesidades,” dijo. “Las meseras tenían que llevar puesta ropa corta para conseguir mejores propinas, y aun así algunas veces habían buenas propinas y otras no y esa era una forma muy inestable de vivir.”

Noemi Sánchez de CASA Riverhead y Dulce Rojas de SEPA Mujer testificando ayer. Foto: Maria Piedrabuena

“Acabé renunciando porque no quería depender de las propinas para tener calidad de vida y no quiero ser forzada a hacer nada que no quiera fuera de las reglas del trabajo,” dijo.

Actualmente, siete estados han prohibido los créditos de propinas: Alaska, California, Minnesota, Montana, Nevada, Oregon y Washington.

Broncato comentó que la última audiencia esta programada para el 27 de junio en la ciudad de Nueva York, y después de una revisión extensiva de todos los testimonios, lo que puede llevar meses, llegará a una determinación.

 

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Maria Piedrabuena
María del Mar es editora y reportera multimedia de RiverheadLOCAL en Español y ganadora de varios premios por su trabajo periodístico. Ha trabajado para varios medios de comunicación, incluyendo News12 y la revista Fortune. Se graduó de la Universidad Stony Brook con títulos en periodismo y estudios de género. Correo electrónico Maria.