Lo que comenzó como una simple idea para mantener entretenidos a los niños durante las últimas semanas de escuela, se ha convertido en un programa único que ha hecho que estudiantes de Riverhead ayuden a niños de todo el mundo de una manera inesperada: brindándoles el don de la música.
En los últimos dos años, el profesor de arte de la Escuela Pulaski —Robert Fallot— ha estado trabajando con estudiantes para restaurar guitarras aparentemente destruidas y encontrarles un nuevo hogar. El proyecto encaja a la perfección con la clase de arte, Fallot comenta, ya que los estudiantes aprenden habilidades como la carpintería mientras ejercitan su creatividad.
El año pasado, pudieron restaurar dos guitarras. Este año, ese número se disparó a 80.
“Estos son instrumentos dañados que parecían insalvables. Nadie los querría tocar, pero con un poco de trabajo y paciencia, las volvimos a convertir en guitarras funcionales,” Fallot le explicó a los estudiantes de quinto grado de Pulaski en la ceremonia del Día de la Bandera, donde se reunieron para conocer la historia e importancia de la bandera estadounidense.
Para inspirar a más estudiantes a involucrarse este año, Fallot llevó a cabo un concurso de diseño. Proporcionó a los estudiantes una plantilla de una guitarra en blanco y les pidió que pintaran y diseñaran su propia guitarra. Los tres estudiantes finalistas conseguirían que su diseño se realizara en una guitarra de verdad.
El concurso consiguió 400 participaciones —la mitad de la plantilla estudiantil— y Fallot presentó a los ganadores su guitarras personalizadas durante la ceremonia anual del Día de la Bandera en la escuela.
Las guitarras restauradas han encontrado hogares en Iraq, Afganistán, Puerto Rico, Florida, Texas, California, Baltimore y, por supuesto, Riverhead. Varias de las guitarras restauradas actualmente se usan en las aulas de música de Pulaski, mientras que otras han sido enviadas a casa de algunos estudiantes.
“Ha sido una odisea muy interesante,” dijo Fallot. “Nunca pensé que algo tan simple podría tener tanto éxito.”
Fallot no ignora la importancia del trabajo o sus estudiantes.
“Una de [las escuelas a las que dimos instrumentos] es una escuela de niñas en Afganistán, donde son protegidas por soldados de los Estados Unidos porque son niñas que se atreven a aprender a leer,” comentó Fallot a los estudiantes durante la ceremonia. “Necesitan un poco de consuelo, una forma de distraerse. Por eso cuando regreses hoy a la escuela, por favor recuerda eso.”