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Esto es lo que se siente ser latino en Long Island en estos momentos

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Al observar a mis hijos, veo sus rostros de tez marrón, espejos de mi esposo y yo — con sus brillantes y felices ojos, su inocencia y curiosidad reflejados — y no puedo evitar preocuparme de su futuro como ciudadanos latinos en los Estados Unidos, hijos de inmigrantes, con apellidos en español difíciles de pronunciar, y el indiscutible reconocimiento que esto conlleva.

Como yo — una latina orgullosa que ama este país —, un sin fin de padres latinos y de raza negra han tenido estos pensamientos y preocupaciones sobre sus hijos. Si bien les decimos que todo es posible si sueñan lo suficiente, y les leemos cuentos antes de irse a dormir sobre ser único y celebrar la diversidad, la realidad es que vivimos en un mundo ahora mismo que en ocasiones es feo, políticamente cargado, donde existe el prejuicio, y la discriminación latente, incluso el racismo, es nuestro pan de cada día.

Todos hemos visto vídeos, fotos, páginas de usuarios de redes sociales y una infinidad de instancias en las que los latinos, las personas de color y otras minorías han sido atacados, verbal o físicamente — de costa a costa del país, en cafeterías, trenes, controles de tráfico … en todas partes y sí, eso incluye el Congreso, la Casa Blanca y nuestro pequeño rincón en América, el East End de Long Island.

A principios de este mes, Dafne Barrios, quien nació y creció en East Hampton, decidió publicar un mensaje en el popular grupo de Facebook, Bonac Rentals, que conecta a personas que buscan alojamiento de alquiler con otras que ofrecen espacio disponible online. Ella necesitaba un apartamento, y al ser joven, solo podía permitirse pagar $1200 al mes, lo que dejó claro en su publicación en Bonac.

Esa noche, recibió un mensaje privado de una persona llamada Patti Wicks, que le decía : “$1200? mejor regresa a tu país.”

“Me quedé sorprendida y anonadada cuando lo leí,” comentó Barrios. “Me quedé mirando mi teléfono [fijamente] sin saber qué decir.”

Confundida e indignada, Barrios se dio cuenta rápidamente de que había sido víctima de incitación al odio. ¿Por qué? El único criterio que Wicks podía haber usado para enviarle a Barrios un mensaje privado como ese, fue su foto de perfil, y ella, hija de inmigrantes guatemaltecos, es claramente latina y de tez morena. .

Barrios dijo que denunció a Wicks en Facebook e incluso intentó responderle, pero la había bloqueado de su cuenta. Más adelante, publicó un mensaje abierto sobre el incidente. En pocos días, recibió una gran cantidad de mensajes de apoyo de la comunidad local.

“Espero que haya aprendido la valiosa lección de no juzgar a alguien por su aspecto, qué precio pueden permitirse, su nombre o apellido y el color de su piel,” dijo Barrios. “Estoy orgullosa de ser latina y nadie me quitará eso.”

Yo, así como Barrios y muchos otros latinos en el East End, también hemos pasado por experiencias similares. No una, sino varias veces a lo largo de los años.

A principios de año, estaba detenida en un semáforo en Hampton Bays, esperando a que la luz roja cambiara a verde, cantando fuerte y alegremente una canción en español. Una camioneta ‘pick-up’ esperaba en el carril de al lado. El conductor, que llevaba puesta una gorra de béisbol, tuvo la cara girada hacia mí durante todo el tiempo que estuvimos esperando, y cuando el semáforo se puso en verde, me gritó “¡habla inglés y regresa a tu país!” Me quedé atónita. El shock rápidamente se convirtió en enfado y tristeza, pero ¿que podía hacer sino tragarme mis sentimientos y seguir con mi día?

Pero estos ataques no se limitan a incidentes pequeños. En algunos casos, pueden tener consecuencias aún mayores.

Hace dos semanas, en un viaje familiar al norte del estado, un policía estatal de Nueva York detuvo nuestro vehículo. Mi esposo conducía. Cuando le preguntamos por qué nos detenía, dijo: “por conducir cerca de otro vehículo,” lo que me parecía ridículo ya que no era así. Seguidamente, el agente le preguntó a mi esposo, con una mirada de reojo: “¿tiene usted siquiera una licencia de conducir?” Yo no podía creer lo que escuchaban mis oídos, con esa pregunta estaba asumiendo muchas cosas solo porque somos latinos.

Afortunadamente, sí, en nuestro caso ambos contamos con licencias de conducción válidas, pero, ¿qué hubiera pasado si ese no fuera el caso? Y, dejando de lado la legalidad de tener o no tener una licencia, el problema viene por la actitud, la suposición y el sentimiento de rechazo básico que algunas personas, no importa la profesión o el lugar, presentan contra latinos y otras minorías hoy en día.

Así que déjeme explicarle lo que se siente ser latino en el East End de Long Island en estos momentos.

Sí, hay momentos increíbles y hermosos donde compartidos con personas de todos los credo, razas y etnias, y en esos momentos vivimos y dejamos vivir.

Sin embargo, también existe esto:

Para mí, y para la gente como yo, a menudo es querer ser parte de un sitio, pero nunca acabar de conseguirlo con éxito, a pesar de nuestros logros, debido a un cierto grupo de personas que siempre nos recuerdan que no somos de aquí. Puedes ser ciudadano estadounidense de segunda generación, puedes ser un ‘Dreamer’ alistado en el servicio militar, puedes trabajar en un restaurante local limpiando platos y abriéndote camino en este país silenciosamente, pero con orgullo. Las suposiciones que se hacen sobre nosotros son similares, el prejuicio, algo que todos hemos experimentado en un momento dado u otro.

Se siente como estar incómodo cuando estás rodeado de ciertas personas blancas en particular y ser conscientes de tus rasgos fisicos, incluso tu manera de vestirse y tus costumbres culturales. También se siente como desconfiar de los demás. Es preguntarse si esa persona frente a mí con una gorra roja que dice “Make America Great Again” (que los Estados Unidos vuelvan a ser grandes) hará suposiciones sobre mi vida sin saber nada de mí. Se siente como cuando te presentas a los tribunales de justicia por una multa de tráfico y te paras enfrente de todos y las personas sentadas detrás de ti suponen que estas allí porque no tienes licencia solo por como te ves físicamente. Es, además, estar en un restaurante con tus hijos y sus primos, y escuchar los comentarios de una pareja mayor diciendo, “los latinos se reproducen como conejos.”

Luego, está el idioma. Como latinos, sabemos que cuando comenzamos a hablar español en público nos arriesgamos a que nos dirijan miradas, con muecas y gestos de desaprobación y, en algunos casos, hasta amenazas.

Barrios explicó que una vez que estaba en una tienda de Sag Harbor con su madre, quien es ciudadana estadounidense, pero que no habla inglés con fluidez y se siente más cómoda hablando su español nativo — cuando alguien comenzó a seguirlos.

“Nos dijeron que hablaramos en inglés porque estábamos en los Estados Unidos,” dijo Barrios. “ Me di cuenta de lo ignorante que es la gente, que no saben que [sus antepasados] tampoco fueron de aquí o al menos su familia no lo es. Siempre recibimos miradas de odio cuando hablamos en español.”

Miradas que ejemplifican el prejuicio, que aunque siempre ha existido, se ha exacerbado desde que Donald Trump lanzó su campaña presidencial en 2015. (Todos podemos recordar sus comentarios despectivos sobre los mexicanos cuando anunció su candidatura: “Están trayendo drogas. Están trayendo la delincuencia. Son violadores. Y algunos, supongo, son buenas personas.”)

Al final, no importa cuáles sean las afiliaciones políticas de las personas, el aumento de la supremacía blanca, y la llamada “ansiedad de los blancos” (white anxiety,) es una realidad. Consultar artículo anterior relacionado.

A pesar de los argumentos de las personas que justifican este tipo de actitudes — y hay muchas — , el estatus migratorio, las circunstancias de una persona o un grupo de personas en particular, querer salir adelante en este país, perseguir el sueño americano durante décadas… todos esos factores se han vuelto irrelevantes. Las políticas del presidente Trump han dejado muy claro a los latinos y otras minorías, qué lugar ocupamos para este gobierno.

Si el objetivo era frenar la inmigración ilegal como dice Trump, más bien lo que ha sucedido es que los inmigrantes legales y con documentos han sido el blanco principal: desde intentar poner fin a la Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés) y los programas de Estatus de Protección Temporal, a instalar una prohibición de viaje para musulmanes, así como separar a los niños de sus padres en la frontera, incluso cuando disponían de solicitudes de asilo válidas, a las propuestas del congresista local Lee Zeldin de revocar la ciudadanía a personas que llegaron a los Estados Unidos como inmigrantes, si han estado involucrados en “actividades pandilleras” (y el estar “involucrado en actividades pandilleras” está definido por ICE, que no disponen de un criterio conocido para lo que realmente significa esto.)

La noción percibida de ‘ ansiedad de la gente blanca’ es en realidad un eufemismo para la xenofobia, que significa tener “miedo y odio hacia extraños o extranjeros o de cualquier cosa que sea extraña o extranjera,” según el significado que aparece en el diccionario Merriam-Webster.

Y ese sentimiento xenófobo se extiende a todos los ámbitos, infundiendo toxicidad incluso en las situaciones más cotidianas, como ir de compras o viajar en tren.

El politólogo de Harvard y profesor asociado del gobierno, Ryan Enos, escribió un artículo de opinión el pasado mes de noviembre en Vox (página en inglés), sobre un experimento de ciencias sociales que se había llevado a cabo, donde se probó cómo la diversidad que nos rodea (es decir, las personas de color) afectaba las opiniones políticas de las personas. Los resultados son más bien desalentadores y tristes, y los podemos ver reflejados en el East End:

Envié a varias personas hispanas a estaciones de tren, seleccionadas al azar, en la ciudad de Boston, para que simplemente tomaran el tren y realizaran el viaje como cualquier otro pasajero. Me centré en las estaciones ubicadas en suburbios principalmente blancos. La intención era crear la impresión, mediante manipulación sutil, de que la población latina en estas ciudades segregadas estaba en aumento.

Antes y después de enviar a estos hispanos a las plataformas de tren, encuesté a los pasajeros en estas mismas plataformas sobre sus opiniones acerca de la inmigración. Después de estar expuestos a los hispanos en sus líneas de tren durante solo tres días, las opiniones políticas y actitudes sobre estas cuestiones cambiaron bruscamente, hacia una derecha más radical: los pasajeros demócratas, en su mayoría liberales, ahora aprobaban políticas de inmigración, incluida la deportación de hijos inmigrantes indocumentados, muy similares a las respaldadas por Trump en su campaña presidencial.

Hay una ‘ansiedad blanca’ muy parecida al East End, similar al experimento de Enos, que surge por el aumento de la población latina en esta área.

Según la Oficina del Censo de los Estados Unidos, los residentes latinos en 2017 representaban el 19.5 por ciento del total de la población del condado de Suffolk, un aumento de casi el 3 por ciento desde 2010, cuando había una representación del 16.6 por ciento en la población. En Riverhead, esto se ejemplifica claramente en los cambios demográficos en el distrito escolar. Este año, cerca del 60 por ciento de la población matriculados en prekínder es latina.

La verdad es que la ‘ansiedad blanca’ es un mito y lo que tenemos hoy es ‘ansiedad de la gente de piel marrón o negra.” Los niños latinos la perciben. Todos nosotros también. Los defensores de los inmigrantes locales, ciudadanos privados, políticas, líderes religiosos, médicos y un sinnúmero de organizaciones lo denuncian. Ellos, además, intentan ser los puentes entre los latinos y los departamentos de policía locales, y otras agencias públicas oficiales, para mitigar el miedo y el rechazo que la comunidad siente, con el fin de que las personas que necesiten denunciar que son víctimas de un crimen, por ejemplo, puedan hacerlo, o que obtengan un proceso justo ante los tribunales, o que vayan a votar cuando llegue el momento.

“El silencio es el mayor enemigo que enfrenta la comunidad latina,” comentó Sonia Spar la copresidente de la Agencia Anti-Prejuicio de Southold en una entrevista reciente. “La gente tiene que hablar y reportar lo que les está pasando.”

Afortunadamente, hay muchas personas de toda clase de entornos que han recibido positivamente a los inmigrantes, quienes apoyan y permanecen al lado de todas las minorías y que, especialmente en el último año, han levantado sus voces contra la injusticia.

Porque, cuando alguien es atacado, es más fácil retirarse — es el instinto natural que una persona tiene cuando es golpeado, en sentido figurado o no — pero ahora, más que nunca, la prueba consiste en mantenerse fuerte y mostrarle nuestro ejemplo a aquellos que le temen al cambio y experimentan miedo, incluso odio, hacia lo extraño o diferente a ellos, que vivir como una sociedad unida y diversa no solo es posible, sino inevitable, y el único camino a seguir.

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Maria Piedrabuena
María del Mar es editora y reportera multimedia de RiverheadLOCAL en Español y ganadora de varios premios por su trabajo periodístico. Ha trabajado para varios medios de comunicación, incluyendo News12 y la revista Fortune. Se graduó de la Universidad Stony Brook con títulos en periodismo y estudios de género. Correo electrónico Maria.