
Rashad Robinson, nativo de Riverhead, ofreció un vigoroso llamado a actuar en el abarrotado salón de banquetes durante el almuerzo bienal de la Oficina Regional en Long Island de la Asociación Nacional para el Fomento de Personas de Color (NAACP, por sus siglas en inglés), el sábado en Woodbury.
Robinson, director ejecutivo de la organización defensora de los derechos civiles y que ya cuenta con un millón de miembros, “ Color of Change” (el color del cambio), fue el orador principal del evento de NAACP, que atrajo a un público de más de 1,200 personas al salón del Crest Hollow Country Club.
Seguido por una serie de dignatarios en el podio, incluyendo el presidente de la conferencia estatal de Nueva York del NAACP, Dr. Hazel N. Dukes; la vicegobernadora de Nueva York, Kathleen Hochul; el ejecutivo del condado de Suffolk, Steve Bellone; la ejecutiva del condado de Nassau, Laura Curran y el sheriff del condado de Suffolk, Errol Toulon, Robinson hizo un llamamiento a todas las personas de color y sus aliados para que asumieran el mandato del tema principal del almuerzo del NAACP: “Firme e inamovible frente a la injusticia.”
“Firme e inamovible en los tiempos en los que vivimos no significa quedarse quieto,” dijo Robinson. “No considero que inamovible signifique que no estamos avanzando. Significa que no estamos retrocediendo.”
Robinson, de 39 años, hablo de las lecciones aprendidas a partir del éxito de su activismo como jefe de Color of Change desde 2011, utilizando de manera efectiva la influencia económica de la membresía de la organización para forzar políticas y cambios de legislatura para la justicia racial, social y económica.
“Tenemos un dicho en Color of Change,” comentó Robinson. “No confundas presencia con poder. La presencia es importante, pero cuando pensamos que tenemos poder, cuando solo tenemos presencia, nos engañamos,” dijo.
“El poder es la habilidad de cambiar las reglas,” dijo Robinson al público. “A veces son reglas escritas de políticas y a veces son las reglas no escritas culturales. Poner fin a las injusticias que nos detienen no es tan solo ser conscientes de ellas… es hacer que las personas que toman decisiones que están en el poder tengan que hacer algo al respecto.”
El activismo de “Color of Change” obligó a grandes corporaciones a dejar de financiar el Concejo de Intercambio Legislativo de los Estados Unidos, la organización detrás de supresión de votos y las leyes a favor de “defenderse” en docenas de estados.
Después de Charlottesville, la organización orquestó una campaña en las redes sociales para instar a los ejecutivos a abandonar los concejos de negocios del presidente. Después de dos días durante los cuales las corporaciones fueron inundadas con cientos de miles de mensajes, los concejos fueron disueltos.
Robinson encabezó una exitosa campaña para obligar a las empresas de tarjetas de crédito a que se negaran a procesar pagos para los grupos de odio.
“Sesenta organizaciones han sido ahora eliminadas y no pueden procesar pagos con tarjetas de crédito a través de American Express, Visa y Mastercard,” explicó mientras se escuchaban aplausos por todo el salón.
“Esa es la diferencia entre nosotros que gritamos al viento, publicando en las páginas de Facebook cuando estamos enfadados o enviando mensajes de Twitter y pensando que hemos hecho algo [significativo], y realmente ir hasta la fuente de los que nos está frenando y deteniéndolo en seco,” dijo Robinson levantando la voz. “Si vamos a ser diferentes esta vez, tenemos que crear campañas que no estén solo presentes si no que sean poderosas.”
Robinson también comenta que el activismo debe cambiar la narrativa.
“Muy amenudo la gente piensa que la desigualdad y el racismo son desafortunados,” dijo. “La respuesta para ‘desafortunado’ es decir que debemos generar empatía.” Pero la empatía, advirtió, no genera un cambio duradero. Por ejemplo, comentó, la empatía conduce a “los programas de reintegración en lugar de tratar el hecho de que somos el país líder en el mundo de encarcelamiento masivo; constituimos el tres por ciento de la población mundial y el 25 por ciento de la población mundial encarcelada. Eso no se resolverá con empatía. Se solucionará cambiando las reglas y como hacemos las cosas.”
Cambiar las reglas del poder hace que la gente se sienta incómoda, dijo Robinson. “Obligará a la gente a renunciar a algo,” comentó, lo que explica porque el progreso de las personas de color o oprimidas ha sido popular cuando esto ocurre.
“Nadie que tenga una conversación sobre las tácticas que tomamos en lugar de las injusticias a las que nos enfrentamos, dentro de 20 años estará en el lado equivocado de la historia, e intentarán pretender que estaban de nuestro lado desde el principio,” dijo Robinson.
La organización “Color of Change” fue fundada como consecuencia de una inundación, durante el huracán Katrina, señaló Robinson. Fue un desastre que alteró la vida causado por las equivocaciones de los responsables de tomar decisiones, dijo.
“Todavía puedo ver, literalmente, las imágenes de las personas de color en sus techos rogando al gobierno que hagan algo, y dejándolos morir allí.
“Katrina ilustró todas las cosas que ya sabíamos sobre la segregación geográfica, la pobreza generacional, los efectos de lo que le hemos hecho a nuestro planeta, [y] nuestro sistema de votación,” comentó Robinson.
“Pero en el fondo, nadie estaba nervioso por decepcionar a las personas de color. Nadie, ni el gobierno, ni las empresa, ni los medios…Nadie. Y cuando las instituciones no están nerviosas por decepcionar a su comunidad, nada más importa,” advirtió.
“Significa que tú no estas en la mesa, pero estás en el menú.”
En la era actual, explicó Robinson, “el tipo de respuesta y el tipo de energía que debemos tener tiene que ser diferente. El tipo de herramientas que usamos y cómo involucramos a las personas tiene que ser diferente.” La estrategia de su organización llevo a “Color of Change” a ser reconocida este mes por Fast Company como la segunda, de una lista de las 10 principales organizaciones sin ánimo de lucro más innovativas en 2017.
Robinson dijo que el activismo debe “crear poder para cambiar las reglas” en un movimiento liderado por las personas que son oprimidas y apoyadas por otros que están con ellas. Las victorias logradas por los oprimidos nos benefician a todos, comentó.
“Cuando la gente de color gana, ganamos para todos,” dijo Robinson. “Cuando la gente de color participa en niveles más altos, seguiremos mejorando este país. Abrimos más oportunidades para otros. Lo libros de historia, una y otra vez, nos cuentan de como la liberación negra ha abierto oportunidades para inmigrantes, las comunidades LGBT y para mujeres. Esa ha sido nuestra historia y seguimos necesitando que sea nuestro futuro,” dijo.
“No es solo traducir de presencia a poder. Se trata de crear un tipo de poder para hacer un justicia real,” dijo Robinson. “Y haremos este trabajo hasta que la justicia sea real.”
Robinson, graduado de la Escuela Secundaria de Riverhead en 1997, vive en la ciudad de Nueva York pero su trabajo lo mantiene constantemente cruzando el país, haciendo apariciones frecuentes en la televisión por cable y hablando en numerosos eventos y mítines.
Su activismo se remonta a su juventud en su ciudad natal, donde lideró una protesta, cuando aún era estudiante de secundaria, con la farmacia Rite-Aid, que entonces prohibió a los estudiantes de secundaria a entrar en sus locales durante el receso de su almuerzo. El sábado habló del apoyo y consejo que ha recibido del presidente de la sede en Long Island Este de la NAACP, Lucius Ware, quien se encontraba sentado en la mesa junto con los padres de Robinson, Everett y Shirley, y su hermano Jamar y su familia.
“Literalmente no estaría aquí hoy sin NAACP,” dijo Robinson. “Es una organización cuya historia, intención e impacto continúan fijando un modelo para los líderes, no solo en el ámbito de la justicia racial, sino también líderes que están luchando para ser escuchados y ser tomados en cuenta y ser visibles aquí en este país y por todo el mundo.”

































