La comunidad latina de la Iglesia Católica Romana St. John the Evangelist de Riverhead se lucirá este domingo con una procesión y misa especial para celebrar la vida y obra del primer Santo Salvadoreño, el Arzobispo Oscar Anulfo Romero, quien fue canonizado por el Papa Francisco el pasado domingo en el Vaticano.
Una procesión de fieles comenzará a las 6 p.m. y llegará a la iglesia a las 6:30 p.m. aproximadamente. Los participantes se vestirán con ropa típica tradicional y muchos llevarán la imagen de Romero consigo.
A las 7 p.m., se llevará a cabo una misa especial liderada por el Padre vicentino Marvin Navas, nativo de El Salvador, a quien se unirán otros sacerdotes acompañantes. Cuatro coros diferentes han estado preparando himnos sobre Romero que interpretarán en conjunto el día del evento, dijo la directora ejecutiva del Apostolado Hispano del North Fork, la hermana Margaret Smyth.
El evento concluirá con una celebración. Habrá comida centroamericana para degustar, como tamales y tortillas, y rondas de canciones y baile.
Se espera que otros grupo de iglesias católicas locales asistan también al evento, así como el cónsul general de El Salvador en Long Island, comentó Smyth.
Los latinos católicos de todo el East End se han estado preparando durante semanas para la celebración en Riverhead, una ocasión memorable para todos los feligreses latinos, dijo Smyth.
Todas las noches desde el pasado viernes, se ha celebrado una “Novena” especial (una reunión con oraciones especiales y canto de himnos durante un período de nuevo días) en diferentes residencias de Riverhead y se han encargado camisetas y carteles con la imagen de Romero.
La semana pasada se proyectó un documental sobre la vida de Romero en la iglesia de St. Johns. Desde entonces, los feligreses latinos de Riverhead han mantenido discusiones sobre el legado de Romero y su importancia en la actualidad.
“Estamos honrando la vida de Monseñor Romero y lo que defendió,” dijo Smyth. “Salió en defensa de los pobres, los marginados, los vulnerables e hizo un llamamiento para todos nosotros a escuchar el evangelio y vivir una vida mejor.”
Romero, defensor de los pobres y marginados y apasionado defensor de los derechos humanos durante toda su vida, criticaba la violencia, la corrupción y la represión del gobierno de derechas en El Salvador durante sus sermones semanales durante los años setenta.
La violencia conduciría a una de las guerras civiles más sangrientas de América Central durante los años ochenta y noventa, matando a decenas de miles de personas.
Diego Zelayandia, de 50 años, residente de Riverhead que nació en El Salvador, es un feligrés de la iglesia St. John’s que emigró a los Estados Unidos hace 30 años debido a la violencia y creció escuchando los sermones de Romero en la radio.
“Recuerdo estar en la escuela, mirar por las ventanas y ver los cuerpos quemados de personas que se habían atrevido a hablar en contra del gobierno. Se los llevaban por la noche y amanecían muertos,” explicó Zelayandia. “San Romero fue el único que nos dio esperanza, hablando por nosotros, diciendo la verdad al mundo de lo que estaba sucediendo.”
“Era la voz, los oídos y los ojos de todo un pueblo,” dijo.
El 24 de marzo de 1980 el arzobispo Romero se encontraba celebrando una misa en la capilla del Hospital contra el Cáncer Divina Providencia, cuando un hombre armado le disparó en el corazón y lo mató, algo que dejó a todo un país en shock y lo convirtió, casi de forma instantánea, en un mártir tanto para católicos como agnósticos.
Zelayandia comentó que ese día quedará por siempre grabado en su memoria, un suceso precursor de la violencia y el sufrimiento que vendrían.
Smyth dijo que los latinos que viven en Long Island en la actualidad, se identifican con Romero y con su lucha por la justicia.
Aunque las circunstancias pueden haber cambiado, muchos de los mismos problemas siguen afectando sus vidas debido a la violencia y la corrupción, que aún persiste en América Central.
Muchos, como Zelayandia, huyen al norte dejando todo atrás tratando de escapar de eso, dijo.
“Necesitamos a más [personas] como Romero en nuestras vidas hoy en día para poder hablar sobre la justicia, sobre la forma en que tratamos a los pobres y a los vulnerables,” comentó.
En una carta pastoral por la canonización de Romero el Arzobispo John O. Barres de la Diócesis de Rockville Center, instó a los católicos de Long Island a estudiar las enseñanzas de Romero sobre la justicia social, y les hizo un llamamiento diciendo que “cuando aceptamos las conversiones personales del Sacramento de la Penitencia, vemos los desafíos globales de la migración a través del lente del Reino de Dios.”
“Comenzamos a comprender mejor nuestro propio papel al dar la bienvenida a los desconocidos mientras seguimos el llamado de Jesús y construimos una genuina cultura de vida y civilización del amor,” dijo.